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Rubi
Guerra
José Alejandro Moreno, más
conocido simplemente como Alejandro Moreno, y también como el Cumanés, es un
hombre alegre. La risa brota espontáneamente en él y es una risa contagiosa. Tiene
el mismo feeling que despliega en el
escenario.
Nació en Caracas el 9 de
diciembre de 1972, pero vive en Cumaná desde que tiene un año. En nuestra
ciudad estudió en la Escuela Andrés Eloy Blanco y en los liceos José Antonio
Ramos Sucre y Antonio José de Sucre.
Regresó a Caracas a los 18
años a estudiar la Licenciatura en Letras en la Universidad Católica Andrés
Bello, pero culminó sus estudios en la Universidad Central de Venezuela. Desde
que estaba en tercer año de su carrera universitaria empezó a dar clases de
castellano y literatura en diversas instituciones.
Como lector, profesor, autor
de libros infantiles y editor, siente que la literatura es una pasión, pero también
que ha estado ligado desde siempre a la música. Estuvo en un kínder musical y
participó en la coral infantil “Mis
primeras Notas”. Y luego a los 14 años formó parte del Núcleo Cumaná del
Sistema de Orquestas Juveniles. Su instrumento era el oboe. Sin embargo, no
pudo continuar su formación porque el profesor abandonó la ciudad y Alejandro reconoce
que se desmotivó, aunque mucho le sirvieron las clases de teoría y solfeo. En
definitiva, estuvo poco tiempo en el Sistema de Orquestas, aunque fue un momento
importante en su formación.
Una
primera audición
“Siempre tenía hambre de
estar en un grupo musical. Era una especie de vicio”, dice riendo. Y fue en
Puerto La Cruz, mientras ejercía su profesión de docente, cuando apareció la
primera oportunidad de cumplir con el “vicio”. Un amigo que conocía su ambición
le comentó que un grupo musical de la ciudad estaba buscando un cantante y él
fue a la audición; pero como suele pasar en esas primeras experiencias, no
sucedió nada. Nunca lo llamaron. Pero algo sí había sucedido: se rompió esa
especie de muralla que separa a mucha gente de sus sueños. Ahora sabía que lo
volvería a intentar cuando se presentara la oportunidad. Y ésta se presentó
poco después. “Una tarde, saliendo del colegio donde trabajaba, me consigo a
Carlos Flores, que era el músico ante el que había audicionado y me llevó a entrevistarme con un señor mayor
en un restaurant español. “¿Puedes cantar aquí conmigo?”, me preguntó. Yo le
dije que sí y así entré a formar parte de “Henry y su Banda”, un grupo que
tocaba en fiestas y restaurantes”.
Poco después se marchó a
Caracas, pero “después de esta experiencia ya tenía el gusanito”.
Se fue “a la buena de Dios”,
como se dice comúnmente para indicar algo que se hace sin un plan claro ni
expectativas muy provechosas; con la suerte de que comenzó a trabajar como
editor de libros infantiles en la Editorial El Perro y la Rana, recién creada
en ese año de 2006. Era el trabajo ideal para alguien con su formación y sus inquietudes literarias. “Me gustaba mucho
el trabajo, pero mi objetivo principal seguía siendo la música”.
De
la mano de Héctor
La nueva oportunidad se
presentó en el 2007 en uno de los locales más célebres de la movida musical
caraqueña: “El Maní es Así”, un viejo bar de tangos que en el año 1989 se
transformó en una especie de templó de la salsa. Allí se realizó un homenaje a
Héctor Lavoe (y vale señalar que la tesis de grado de Moreno fue un guion
cinematográfico sobre la vida del cantante portorriqueño) y Alejandro tuvo la fortuna
de cantar algunas canciones acompañado de una pista. Su actuación entusiasmó al
público. Tanto que “al terminar y pasar junto a la barra me felicitó Carlín
Rodríguez, una institución en el mundo de la salsa, miembro del Trabuco
Venezolano y de muchas otras agrupaciones importantes en el mundo de la salsa
internacional. Me emocionó eso. Luego la señora Perla, la dueña del Maní, me
preguntó si quería alternar con los cantantes habituales del local”.
Todavía Alejandro Moreno
canta en “El Maní es Así”, pero ahora con el grupo Melaza, fundado por Román
Requena en 2009. El 26 de agosto de ese año debutaron en el local ya mencionado
y fue una primera presentación “mágica, con bastante gente y buena vibra. A la
gente le gustó mucho el grupo”. En los ocho años transcurridos desde ese
momento, la agrupación, que se ha presentado en muchos escenarios del área
metropolitana de Caracas, se ha consolidado, escribiendo sus propios temas y
preparándose para darse a conocer a través de internet y las redes sociales. Y
aunque Alejandro afirma que a Melaza le ha faltado promoción, “más músculo”, pero
por otro lado acaban de grabar 11 temas bajo el título “Melaza: cadencia y
sabor. “, con los que esperan dar a conocer más a la agrupación. Nueve de esos temas son originales y Alejandro
Moreno ha participado en la composición de varios.
Más
feeling
Mientras su trabajo en
“Melaza” está centrado en la salsa y el son, Alejandro Moreno ha explorado
otros ritmos con una nueva agrupación: “Feeling Caribe”, un colectivo musical
del que también es cantante, y que presenta un registro musical más amplio que
el de “Melaza”, ya que “podemos tocar salsa, boleros, música venezolana,
baladas, y hasta Juan Gabriel.” Para él, participar en esta agrupación le
permite cubrir necesidades musicales que con “Melaza” no puede resolver.
“Feeling Caribe”, afirma, “es un poco más libre; como es un grupo más pequeño,
podemos acercarnos a propuestas más personales”.
Alejandro Moreno vuelve a
Cumaná cada vez que tiene vacaciones; en nuestra ciudad tiene a su madre y su
hermana, muchos amigos e infinitos recuerdos. Un par de veces se ha presentado
en escenarios cumaneses como artista invitado; continúa trabajando en El Perro
y la Rana donde despliega una intensa actividad como editor (uno de sus
trabajos más recientes es un libro sobre “Serenata Guayanesa”). Por el momento,
su pasión musical, “el gusanto”, “el vicio”, encuentra cauce con las dos
agrupaciones caraqueñas mencionadas.