Todos nacemos curiosos. No tienes más que
fijarte en cómo los niños juegan, preguntan constantemente y prueban todo lo
desconocido. Sin embargo, en algún momento de nuestra desafortunada educación,
esta curiosidad se ve un tanto aplacada. Aparecen un sinfín de normas, reglas y
convenciones que van matando poco a poco nuestra curiosidad. Como decía
Einstein, “es un milagro que la curiosidad sobreviva a la educación
formal”.
Sin embargo, la curiosidad bien entendida
y bien dirigida puede ser una fuente de importantes mejoras para tu
productividad personal.
Debe estar bien dirigida, porque si dejas que
únicamente la curiosidad guíe tu vida, se puede llegar a convertir en una
distracción que te invita constantemente a conocer cosas nuevas sin llegar
nunca a consolidar nada ni a sacar partido al valor de lo que ya has
encontrado.
Y digo bien entendida, porque no me refiero a
la curiosidad común, la que te lleva a ver qué están haciendo tus amigos
en Facebook o cuáles son los trending topics del día en Twitter.
No me gusta nada el modo negativo en que el
diccionario de la R.A.E. define la curiosidad: “1. Deseo de saber o
averiguar alguien lo que no le concierne. 2. Vicio que lleva a alguien a
inquirir lo que no debiera importarle”. Me gusta mucho más la definición
de curiosity que ofrece el diccionario en inglés de la Mac: “Un
fuerte deseo de conocer o aprender algo”.
La curiosidad que vale es la que proviene de no
estar nunca completamente satisfecho con tu conjunto de conocimientos y
destrezas actuales. Es la que te empuja a buscar y aprender nuevas habilidades.
Habilidades que tienen un sentido, porque te harán ser una mejor persona, un
mejor profesional o porque simplemente te permitirán abordar un proyecto
determinado con mayores opciones de éxito.
¿Por
qué la gente curiosa es más productiva?
- La
curiosidad te lleva a aclarar tus pensamientos. En una palabra, te ayuda
descubrir qué hay en el fondo de ti mismo y averiguar hacia dónde debes dirigir
tu vida. Eso te permite establecer objetivos y focalizar tus esfuerzos en lo
que realmente te importa.
- La
curiosidad te lleva a querer entender cómo funcionan las cosas, no solo a
aceptarlas tal como son. Y al entender cómo funcionan los procesos, eres
capaz de optimizarlos, de hacerlos más eficientes y productivos.
- La
curiosidad te ayuda a eliminar estrés. Dejas de preocuparte por aquellas
habilidades que no dominas bien—tus debilidades—porque sabes que las adquirirás
o las mejorarás pronto. La curiosidad te obliga a aprender y te permite ser más
positivo.
- La
gente curiosa no se agobia ante la gran cantidad de cosas que tiene que hacer.
- La
curiosidad te empuja a estar comprometido contigo mismo para llegar a ser tan
competente como sea posible.
- La
gente curiosa tiene una actitud proactiva, en vez de pasiva. Una actitud
proactiva te hace ver los problemas desde diferentes ángulos y tratar de
encontrar soluciones alternativas para desarrollar tus tareas de una manera más
eficiente.
Cuando eres curioso, las ideas vienen a
ti porque tu mente está siempre activa y es capaz de reconocer nuevos
patrones en cuanto aparecen. Un montón de nuevas posibilidades se abren para ti.
- La
gente curiosa no se aburre nunca. Siempre hay nuevas cosas que llaman su
atención. Tu vida es más variada y excitante.
¿Cómo
despertar de nuevo tu curiosidad?
- Para
desarrollar una mente curiosa debes estar abierto a todo. A aprender y a
desaprender. A no dar nada por hecho.
- Obviamente, para
ser curioso, te tiene que gustar aprender cosas. Si eres de los que piensa que
aprender es divertido, entonces tienes un gran potencial. Si no, francamente,
será complicado.
- Viaja,
conoce gente, culturas diferentes, modos diferentes de entender la vida. Sal de
tu entorno habitual de vez en cuando.
- Lee
mucho, y lee de todo. El mundo no es monotemático. Hay muchas cosas
interesantes fuera de tu mundo habitual que abrirán tu apetito para aprender y
aplicar cosas nuevas en tu día a día, en tu trabajo y en tu vida.
- Sé
curioso. No dejes nunca de ser un niño.
Publicado
por el portal Web Facile Things.