Abr
2018

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¡Más vernáculo…Imposible!


Autor: M. Sc. Jesús Navas Bruzual 
Lingüista & Traductor

     Desde la juventud de nuestros abuelos hasta los días actuales, el español de Venezuela ha usado expresiones que pueden considerarse imperecederas. Los hombres casados a veces están casados con una cuarto bate (una chica 240, despampanante) y en consecuencia, están cuadrados (felices, bien arrimados) con su media naranja. A aquellos que no nos alcanza el sueldo, nos vemos en la obligación de buscar una chamba (un segundo empleo) y chambear (trabajar) a ciertas horas del día, para cuadrar la arepa (asegurar el sustento).

     En la juventud de nuestros padres, ir a una movida (fiesta) era lo máximo, pero se les advertía que no debían meterse en derrapes (beber en exceso o meterse en problemas) o de lo contrario, ardía Troya (habría represalias paternales). Cuando a los abuelos se les extraviaba algo en el escaparate, podíamos oírlos curucuteando (buscando) dentro del mismo y la curucuteadera (la búsqueda) podía prolongarse en virtud del tamaño o importancia del objeto extraviado, con la correspondiente letanía (constante mención de lo necesario del objeto) hasta finalmente encontrarlo. 

     Si bien esas expresiones ya son demodeé (pasadas de moda, según los franchutes), no se sorprendan si la abuela se las endilga un día de estos.