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2018

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Jacinto Gutiérrez Coll, un poeta de sobrios sonetos


Nació en Cumaná en 1835 y murió en Caracas en 1901.

Como casi todos los poetas parnasianos, nació en Cumaná. Fue canciller y diplomático en París, Roma y Nueva York, alternando con años de servicio público en Caracas, donde llegó a ser Director General de Instrucción Pública.

Los sonetos de Gutiérrez Coll, que solo a principios del siglo XX se recogieron en un libro, están cincelados por la sobriedad buscada por el parnasianismo. Sin embargo, a veces se le impone una emocionalidad más romántica que marmórea; es como si el proyecto de domeñar el espíritu romántico fuese traicionado. De allí que Max Ureña en su indispensable libro Breve historia del modernismo, lo destacara como poeta parnasiano. Dice: “Pero el parnasianismo es una actitud antes que una cuestión de forma o de elección de temas, y esa actitud tiende a lo impersonal. Gutiérrez Coll, Fombona Pachano y Gabriel Muñoz son poetas emotivos: en ellos prevalece el sentimiento personal”.

Gutiérrez Coll cantó a los más diversos motivos. Cantó a los hombres venezolanos de su época a los cuales consagró admiración, como Modesto Urbaneja y José Gregorio Monagas. Cantó motivos exóticos, producto de sus andanzas europeas o bajo la influencia de la  corriente parnasiana. La naturaleza la miró más en una forma generalizada que bajo un molde local.

Tomado de: Diccionario General de la Literatura Venezolana.


EROS

Desnudo ostenta el hombro alabastrino,
gallarda como rosa en primavera,
y del pecho la comba lisonjera
de encajes orna y transparente lino.

Voluntades rendir es su destino:
si ruega, manda; si suplica, impera;
que no la vio el placer más hechicera
de la hermosura en el altar ciprino.

En ti clavando los ardientes ojos,
con tierno halago su pasión delata
y al ósculo supremo te convida.

Acude, ven sobre sus labios rojos...
¡Y no importa morir, que si Amor mata,
del beso del amor nace la vida!